Querido aventurero, querida aventurera
Hoy te traigo una práctica preciosa y con gran potencial para enfocarte en tu camino.
Nos encontramos a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. A principios de Febrero se celebra una festividad que conecta con la regeneración y purificación. Se celebra tanto en la tradición cristiana como en la pagana. Así que cada uno puede indagar más si le apetece… Yo me voy a quedar con el simbolismo de la práctica y lo llevo a mi terreno de autoindagación y crecimiento personal.
La festividad de Imbolc ó la Candelaria conectan con un momento personal de purificación, regeneración y limpieza.
A medio camino entre el oscuro invierno y los primeros brotes de primavera, puedes observar que parece que no está sucediendo nada, pero en la profundidad de cada árbol, de cada planta algo empieza a emerger en la oscuridad. Es momento de plantar semillas para que salgan a la luz en unos meses. Es tiempo de limpiar, preparar el terreno y espacio para lo que quieres que sea. Es momento de vislumbrar un poco de luz en plena noche. En un mes y medio se producirá el inicio de la primavera, lo que se conoce como equinoccio e primavera que significa que la noche es tan larga como el día. En los países en los que disfrutamos de 4 estaciones y de intercambio de luz del sol y manto negro de la luna, podemos jugar con ese baile y sentir cómo, parte de la naturaleza que somos se va adaptando a ella.
La práctica que te propongo es que tomes una semilla en la mano, ya sea alguna que tengas un tu jardín o algo más ameno tal vez como una nuez, una almendra, la pepita de alguna fruta,… Con tus manos limpias, acoge esa semilla en ellas y forma como un cuenquito, con una la sostienes y con la otra la cubres. Así se reproduce la oscuridad del momento, del invierno que estamos viviendo y también de ese momento en tu vida en el que aparentemente no está sucediendo nada. No ves resultados en tus proyectos, no sientes que avances en tu práctica meditativa o tus relaciones están estancadas. Pero en el fondo no es así, algo se está gestando y sólo con tu intención diaria, tu refuerzo personal, tu compromiso matutino al levantarte y sostenerte en ese punto al que deseas llegar o simplemente te equilibra, eso hace que avances y esa semilla que aún no muestra sus frutos, ni tan solo una pequeña hojita en el interior de la oscuridad sí empieza a transformarse.
Tu mente va cambiando, tus redes neuronales recorren nuevos caminos para no caer en viejos patrones y con el tiempo, te darás cuenta de que sí ha merecido la pena.
Ahora, con tu semilla en mano, enfócate en ese camino que te sustenta, que te equilibra, ese camino que quieres recorrer, ese punto al que quieres llegar, un proyecto profesional o un reto personal por cumplir. Visualizalo, siéntelo y date cuenta como en tu interior ya está brotando algo y con paciencia, trabajo diario vas a ver sus frutos.
Quédate ahí el tiempo que necesites, sin prisas, inhala y exhala y disfruta del momento presente…. Purificándote, soltando lo que no te aporta y centrándote en tu semilla la que sí te da la vida y con la que tú vas a aportar vida a otros, SEGURO!!
Ahora, poco a poco, abre tus manos, observa esa semilla con la que has trabajado y agradece la práctica que has podido realizar gracias a ella. Un simbolismo precioso que te ha ayudado a conectar y a reconectarte contigo, con tu propósito, con tu equilibrio emocional.
Siente el empoderamiento y continúa caminando…. Recuerda, un poquito cada día, un poquito cada día…
Querida aventurera, querido aventurero, te deseo un maravilloso y feliz día de presencia.
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