El esplendor del momento presente

La atención plena es vivir en armonía con nosotros y el mundo.

Con esfuerzo y disciplina, es un trabajo esclarecedor y liberador.

Consiste en parar y estar presentes

Comprender que la mejor manera de llegar a algún lugar es dejar de intentar llegar a algún lugar.

Mira, siente, permanece presente.

Ánclate en la respiración, ese soporte que nos recuerda que estamos aquí.

Ella nos hace ver la inconsciencia que nos rodea incesantemente

Pero, con la práctica, descubres que la vida misma es nuestra maestra, nuestra guía.

Empieza dándote tiempo, para la quietud, la no acción.

Conecta con la respiración.

Dejarás de colorear la vida, de manipularla, serás capaz de despertar por momentos.

Emprende tu práctica, con sencillez, sin alardear, sin anunciarlo Y mantén una actitud abierta para aceptar lo que hay.

La meditación tiene que ver con sentirnos como nos sentimos, con permitirnos a nosotros mismos estar donde ya estamos.

Empieza proponiéndote estar plenamente presente a cada instante La no acción puede surgir tanto en la acción como en la quietud.

Comprendiendo que no es preciso que ocurra nada más para que ese momento esté completo.

Significa permitir que las cosas sean y se desplieguen a su propia manera.

La paciencia es una de las actitudes éticas fundamentales a cultivar.

También lo es el soltar, dejar de forzar,

No juzgar, para pasar a observar La confianza nos puede estabilizar,

También la generosidad, como voluntad de compartir tu propio ser con el mundo.

No temas, en lo que parece la debilidad es donde reside realmente la fortaleza.

La simplicidad voluntaria te recordará que menos, es más.

Junto a ella le acompaña samadhi la práctica de la concentración, atender una única cosa en cada instante.

Pero todo esto carece de sentido sin una visión.

Una visión profunda y tenaz, en la línea del camino que te lleva a aquello que valoras de verdad en esta vida.

La meditación es ese temple que necesitamos para atravesar nuestro laberinto emocional, camino oscuro que nos conduce a nuestra psique.

Con la práctica, la meditación se convertirá en tu camino, aun reconociendo que a veces, no sabes ni siquiera, dónde se encuentra el camino.

La clave reside en alumbrar la consciencia, ese caldero gigante que alberga nuestros pensamientos, los alimentos, y los cocina a fuego lento, para integrarlos, dándoles sentido a través de una sopa.

El cambio se produce en la comprensión de la naturaleza de nuestros pensamientos y nuestra forma de relacionarnos con ellos.

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