Un anciano caminaba por una playa de México tras una poco común tormenta de primavera, la playa estaba llena de peces moribundos arrojados por las olas y el hombre los iba devolviendo uno a uno al mar. Un turista lo vio, se le acercó y preguntó, “¿Qué estás haciendo? “Intento ayudar a estos peces”, contestó el anciano. “Pero hay miles de ellos en estas playas… Devolver unos pocos no sirve de nada…”  replicó el turista. “A éste le sirve” dijo el anciano, mientras devolvía un pez al océano. 

Bienvenido querido aventurero/a a este nuevo audio de Mindfulness Mallorca. ¿Qué te dice esta historia que te acabo de compartir? Durante años me he creído ser el turista, pensando, pues para qué voy a hacer esto o lo otro, si total no llegaré a casi nadie. ¿De que sirve que lo haga si no lo van a ver? ¿Para qué hacer nada si es que no voy a poder llegar nunca a dónde quiero?…. y así de forma infinita…. Me lo he repetido taaantas veces que me lo he creído…. Y he actuado o es más  “he dejado de hacer” fiel a mi rol de…. esto no va a servir…

En ocasiones era porque me dejaba llevar por mi papel victimista y egóico que en el fondo reclaman cierta adulación, sí esos golpecitos en la espalda de,..venga vá sé que tú puedes, eres buena, adelante….

En otras, sencillamente la baja autoestima no me permitía ver más allá de la niebla espesa. No sabía qué hacer ni cómo hacer,…

En otras ocasiones sí encontraba el ánimo y la inspiración para crear algo, pero al tratar de compartirlo, sintiéndome pequeñita oía una voz interna diciéndome:  ¿pero tú quién eres para hacer esto?…¿a quién le va a importar?, ¿a quién le va a interesar….?

Y así pasé años y años de mi juventud, apagándome externa e internamente,… sin permitir que mi luz brillara como debe brillar. Al igual que tu luz también necesita brillar grande, grande,….

Aquello en lo que crees,…CREAS… y si tu creencia es cerrada, tus creaciones van a ser problemas y complicaciones…

Esta historia que te he contado al principio se me manifestó con un mensaje muy revelador y hace unos años la empecé a sentir verdaderamente dentro de mí. Ahí algo empezó a cambiar en mí y en mi forma de pensar y actuar.

La última frase es poderosa, te la repito “a éste le sirve”… sólo con que te propongas hacer algo nuevo, diferente, un proyecto profesional o tu cambio de hábito,…. Y éste te sirva a ti mismo, ya vale! No es necesario enfocarte siempre en la aprobación de los otros. En absoluto. Porque cada uno de nosotros venimos a cumplir una serie de tareas (es algo así como cuando nos mandan a hacer la compra y tenemos la hojita de checklist al lado para comprobar que hemos comprado todo lo que necesitamos). Pues tú vienes con tu checklist invisible a “este mundo a cumplir con una serie de pruebas a pasar, funciones que realizar” pero también cuentas con tus propios dones, tus habilidades, tu luz…. TODOS, ABSOLUTAMENTE TODOS CONTAMOS CON LA NUESTRA. 

Entonces, el primer paso es que aquello que vayas a hacer te sirva a ti, pero como seres humanos, algo que nos une es la necesidad de aportar al otro. AMAR Y SENTIRNOS AMADOS. La cooperación, aunque no te lo parezca a veces,  forma parte de la especie humana. Nos encanta socializar y necesitamos sentirnos vistos y reconocidos….

Así que aquello que tú hayas logrado, aquello en lo que hayas empezado a poner tu energía y te haya hecho sentir bien, compártelo, aunque sólo sea con una persona: tu pareja, tu madre, algún amigo, tus hijos,…porque sólo con que a uno le sirva, estás contribuyendo y mucho al bienestar global. 

¿Sabes lo que implica aliviar el sufrimiento de una vida humana? ¿Ayudar por poquito que sea al otro? Y a veces, qué sencillo es y no lo hacemos, porque sólo tenemos la mirada puesta en nuestro rol victimista…

Me costó años movilizarme y salir de mi bucle mental intimidatorio, sólo empecé a sentirme bien, amplia y expansiva cuando reconocí mi propio centro. Cuando pasé de mi mente controladora, perfeccionista, con miedo a todo…. a un estado diferente donde era capaz de soltarme, confiar y entregarme al momento presente. Desde ahí, sí soy capaz de compartirme, sí soy capaz de crear buena influencia y convertirme en tu espejo para que tú también te actives y te compartas. 

¡Tú también cuentas! Porque formamos una gran cadena humana y cuántos más estemos en el bando de la libertad interior, más aligeraremos el peso de la sociedad.

Compártete, coopera, sé generador de bienestar para ti y quienes te rodean. 

Bueno, ahí lo dejo, deseo haberte inspirado y leerte, cómo aportas tu pequeña o gran semilla al mundo..

y…. Es que me apetece contarte otra breve historia inspiradora, ¿Me permites? Allá va….

Hace ya muchos años se estaba construyendo una catedral. Un hombre, siguiendo la costumbre más perpetuada en este país, se pasó por las obras para ver cómo otros trabajaban. Y allí se encontró con tres maestros canteros que, cincel en mano, estaban trabajando la piedra para construir el templo.

Se acercó al primero y le preguntó qué es lo que estaba haciendo. La respuesta fue contundente y malhumorada:

  • Pues es bastante evidente, ¿no? Aquí picando esta piedra con la solana que hace… y con la sed que yo tengo. ¡Y lo que me queda aún! Por no hablar de lo que me fastidia el capataz por aquí de paseo, sin dar un palo al agua. A mí también me gustaría ser capataz…

Al acercarse al segundo cantero, esto fue lo que le dijo sin apenas mirarle a la cara:

  • Pues aquí ando haciendo lo que me han mandado. Tengo mujer y cuatro hijos, ¿sabe?, así que toca obedecer para poder llevar el pan a casa.

Al acercarse al tercero, comprobó que éste trabajaba con un entusiasmo inusitado. Al hacerle la misma pregunta que a los dos anteriores, éste le respondió con satisfacción y orgullo:

  • ¿Que qué estoy haciendo? Acaso no lo ve caballero: UNA CATEDRAL.

Cada aportación a otra persona forma parte de una gran cadena de bienestar. 

Ahora sí, te deseo un maravilloso y feliz día de presencia

Chao

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